miércoles, 8 de enero de 2014

El dia en que una alumna me confundio con un estudiante en la guagua.

Entre las muchas tareas que los profesores tenemos encomendadas -encolomadas- se encuentran las guardias. Este año en el cole nuevo me han colocado la guardia de autobús. Consiste en, cuando acaban las clases a las 15.20, llegarme hasta la parada del bus enfrente de la puerta del cole y cerciorarme de que los alumnos  suben a la guagua con orden y de manera civilizada y no como animalicos. Es un autobús público pero es un tanto especial ya que sale desde el cole y viaja hasta barrios a prendre pel cul, porque increíblemente, hay alumnos que viajan desde donde Cristo perdió  el mechero para estudiar en mi cole. Claro, imaginense, que siempre puede ser peor.

Ayer, absolutamente en contra de mi voluntad, tuve que entrar al autobús, para animar a las huestes a que se movieran pa'dentro, ya que se estaban apelotonando en la entrada y aquello iba a terminar siendo un pitote. Al intentar salir, tuve un desagradable incidente. Uno más de esos que me hacen amar mi colegio y la enseñanza pública en Inglaterra {ironía on}.

Cuando intentaba salir a la buenas, pero obviamente haciéndome hueco como podía, me choqué con una estudiante que me sacaba una cabeza. Es increíblemente sorprendente la cantidad que odio que estos niños pueden alojar en su cuerpo. Imagínense lo que tienen que soportar en sus casas y cuánta miseria genera la vida en esta megalópolis que es Londres. Hogares con familias desestructuradas, poco dinero entrando a final de mes, alquileres estratosféricos por casas de mierda y mucho estress aparte de cantidades industriales de comida basura intoxicando tu cuerpo. La niña no se dio cuenta que yo era una  profesora, pero al ver que  yo le estaba cerrando el paso, me empezó a arrear empujones y a gritarme que GO AWAYYY, GO AWAYYYY. Gritaba como una histérica, como una jodida hooligan gritaría al árbitro en el fútbol.  Cuando consiguió quitarme del medio, porque yo no salía de mi asombro, y pasó de largo, le espeté un: "Excuse me! You're talking to a teacher!" y entonces pareció salir del estado de trance. Comenzó a reirse como una condenada loca y a decir: oohhh sorry, hahahah sorry...

Dudé entre preguntarle su nombre o dejarlo correr, y finalmente decidí pasar de largo, ya que conociendo a este tipo de alumno, eso nos habría llevado a una batalla dialéctica, que sí que no que caiga un chaparrón quieres que te cuente el  cuento de la vieja pipa. Así que la miré con cara de "espabila atontá" y sintiendo más lástima y perplejidad que otra cosa, salí como pude de la guagua y en el fondo me alegré de que me hubiera empujado a mí y no a cualquier otro niño ya que se podría haber liado la de diosescristo o yo que sé, haberle amargado el día. A mí desde que me hice la terapia craneosacral, todo me resbala. Me siento como una rosa.





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